Category: Hermanas Touza

 

La semana pasada hemos recorrido las calles con sabor a historia en O Ribeiro, y más concretamente en Ribadavia; mi pueblo, mi otra vida, mi otra casa…

 

 
La jornada prometía ser interesante, ya que teníamos que guiar a un grupo de personas mayores que venían, ni más ni menos , que desde Luintra!
Este grupo quería conocer más de cerca las tradiciones, las costumbres y la vida que llevaban los Sefardís allá por el 1492.
 
 
 Según cuenta la tradición, los primeros judíos que se instalaron en Ribadavia lo hicieron allá por el siglo XI, cuando el rey don García decidió convertir a la hoy localidad Ourensana en capital del Reino de Galicia.
 

Desde entonces, y hasta que los Reyes Católicos firmaron el edicto de expulsión en 1492, muchos de los judíos de la comunidad estuvieron al cargo de los asuntos financieros de la autoridad, ya fuera esta rey, señor o conde, o empleados en los negocios artesanos que ellos mismos poseían: joyeros, ceramistas, hilanderos… o panaderos, como Herminia , la obradora que, muchos siglos después, ha recuperado parte del saber repostero sefardí y que fuimos a visitar.

 

Es tal el éxito que tiene Herminia, que en el propio Estado de Israel, la repostería se hace en fábricas, por lo que recibe muchos pedidos de clientes hebreos. 
 
 

 

Esta ruta va de mujeres valientes, como Herminia, que mantiene hoy en día vivo su obrador o tafona donde le da rienda suelta a su creatividad, desparpajo y buen hacer. Pero también, hablamos de tres mujeres de Ribadavia, que eran hermanas, y que allá por el año 1942 ayudaron a más de 500 judíos a escapar de la opresión nazi, de los campos de concentración y de un miedo que interrumpía el aliento. Gracias a ellas, estos judíos pudieron escapar a Portugal; a ciudades como Oporto o Lisboa y embarcarse así, hacia la ansiada libertad.
 
 
Tres mujeres, tres almas con coraje, con apellido Touza, de las que yo precisamente, estoy orgullosa de pertenecer a esta saga, y que sean mis antepasados por parte de padre.?
 
 
 
Lo llevaron en secreto hasta su muerte, que en el año 2006 aproximadamente  un escritor gallego, finalmente  publicó su historia.
 
Tres es el número mágico, y tres fueron los hombres que les ayudaron a tejer una red de contactos:
 
Un taxista; Javier Miguez, que trasladaba a los judíos a Arnoia, un pueblo al otro lado del Río Avía para seguir la ruta hasta el embarcadero.
 
Un barquero; Ramón Estevez, que llevaba a los judíos hasta la frontera con Portugal en barca.
 

 

Un traductor; Ricardo Perez, que ayudaba desde Portugal a traducir en polaco y en alemán.
 
 
Estos hombres ayudaron a estas mujeres a cumplir su cometido, simplemente con el único deseo de ayudar, ante una situación de desdicha, hambre, miseria, y mucho sufrimiento que se inició en 1939 durante la segunda guerra mundial.
 
Durante la ruta pudimos acercarnos a la casa donde residían estas tres hermanas que vivían juntas, en una vivienda justo en la plaza mayor del pueblo, al lado del Ayuntamiento, donde podemos ver una placa que resalta su grandiosa humildad.
 
 
Pudimos observar en la estación de tren, donde ellas regentaban un pequeño negocio de venta de bocadillos y rosquillas, y que actualmente, se encuentra en estado de abandono.
 
 

 

 
Esta estación se llamaba “libertad”, y entre los cientos de personas que salvaron, había un niño, un limpia botas huérfano que se llamaba Isaac, y que pronto se iría a Estados Unidos, con un matrimonio judío, Los Retzman, que llegaron desorientados a la deseada “Estación Libertad”, y que cuando estaban en Alemania, se dedicaban a fabricar botas para el ejército alemán…
 
 
 
y… Hasta aquí podemos leer!! Esperamos que os animéis y vengáis a realizar la ruta sefardí con nosotras  por Ribadavia guiada por un miembro de la familia Touza!

 

Desde Ponle Cara al Turismo, desarrollamos la Ruta Sefardí, y seguiremos trabajando por un turismo + Humano!!